Italia – El Papa entre lágrimas y oraciones de 12 jóvenes presos: "Jesús os lava hoy los pies

07 Abril 2023
Foto © : Vatican News

(ANS – Roma) – Como en 2013, Francisco celebró el Jueves Santo la Misa in Coena Domini en la cárcel de menores de Casal del Marmo, donde realizó el rito del Lavatorio de los pies a chicos y chicas de diferentes edades y nacionalidades. Hubo un recibimiento  festivo con coros y regalos hechos por los jóvenes en la fábrica de pasta y en el taller de carpintería. El saludo de la directora: "nos desarma con su dulzura". Rosarios y huevos de Pascua como regalos y la homilía, totalmente a mano: "Todos podemos resbalar, pero Jesús nos ama".

Una lágrima de verdad cae sobre la lágrima que Usov, de casi 18 años, ruso de origen pero nacido y criado en Roma, lleva tatuada en el rabillo del ojo derecho. Quizá no esperaba la fuerza del impacto de ver al Papa inclinarse para lavarle y besarle el pie. Al principio bromeó con un camarada de pelo rizado y cuello tatuado, disimulando su vergüenza con chistes sobre el agua fría y el pie desnudo. Pero cuando el Papa pasa a su lado tras estrecharle la mano, rompe a llorar. Se anima cuando el Pontífice termina de lavarle los pies a él y a otros nueve chicos y dos chicas de etnia sinti de la cárcel de menores de Casal del Marmo. "Papa Francisco, perdone, ¿puedo darle algo más tarde?", le susurra al oído, con acento romano. El Papa asiente y sonríe. Le estrecha la mano y se la besa. Al final de la visita en la penitenciaría de las afueras de Roma -donde Francisco quería, como en 2013, celebrar la misa in Coena Domini el Jueves Santo-, gracias a un guardia, el chico consigue entregarle al Papa dos pergaminos.

Bromas emocionadas y apretones de manos

Como Usov, los demás jóvenes, entre ellos un musulmán de Senegal, colocado en una plataforma elevada para evitar al Papa el esfuerzo de arrodillarse, también se emocionan. Francisco, que no hace ni una semana que salió del hospital, vestido con delantal y mangas remangadas, se detiene con cada uno de ellos tras realizar el rito del lavatorio de los pies. Estrecha la mano, tiende la oreja para escuchar sus palabras y sus bromas. También hace bromas, como a la chica sinti a la que dice: "Ah, ¿te han dejado al final?".

El más emocionado es Matteo, tiene rasgos de Oriente Medio, una barba negra despeinada y, sentado en el centro, mientras espera su turno, se persigna tres veces, enviando besos al cielo. Es croata, pero también vive en Roma desde hace años. "Mamma mia, Papa Francisco, ¡te quiero y rezo siempre por ti!", exclama mientras se acerca a Jorge Mario Bergoglio, apoyando la mano en su hombro. Dos veces lo detiene de nuevo, una para asegurarle que siempre se une a las oraciones del Papa por la paz en Europa: "Esta guerra debe terminar”.

Fragmentos de historias

Todos parecen querer decir algo, pero no todos encuentran las palabras. Como Samuel, de 15 años, el más joven del grupo, con el pelo rapado y un copete descolorido en la parte superior. "¿Y qué se supone que tenía que decir? Estoy contento, sí". Lleva dos meses en Casal del Marmo: “Digamos que tres”. ¿Por qué? “Ehh, casi mato a tres personas... ¡J'ho menato! (¡Le dí una paliza!)”, responde también en dialecto romano. Pide que le fotografíen y le etiqueten en Instagram: “Dale, después te devuelvo el follow”. “Por aquí nunca se ven móviles, por eso les atraen”, sonríe un guardia.

Michele, desde hace dos años y dos meses en Milán, en el MIP de Casal del Marmo desde hace seis meses, alienta a su compañero. Tiene 17 años, los ojos verdes brillantes, casi tanto como el rosario azul que cuelga de su camiseta negra. “Le pedí al Papa una gracia... La gracia de salir, no lo haré más". Es ágil y se ofrece a llevar la silla de ruedas en la que el Papa entra en la capilla que lleva el nombre del beato Pino Puglisi, el sacerdote siciliano que dio su vida por chicos como éstos, envueltos en delitos grandes y pequeños.

Ternura

Todos los que están allí, en Casal del Marmo, han traficado o robado o ejercido la violencia y han intentado asesinar. La sensación, sin embargo, al observarlos, al escuchar los fragmentos de sus historias y el orgullo ingenuo con el que denuncian las causas de su encarcelamiento, es de una gran ternura. Una ternura que el Papa les devuelve con un gesto antiguo y siempre conmovedor. "Desarma con esa inmensa dulzura que nos devuelve a lo esencial", dice la directora Maria Teresa Iuliano. También ella se emociona, agitando en su mano el papel en el que ha anotado las palabras para decirle al Papa: "Quiero agradecerle en nombre de todos este maravilloso poema que nos ha regalado hoy".

Multitudes en las calles de Roma

El director recibió al Papa a su llegada a la cárcel de menores, a la que llegó tras un breve trayecto de 15 minutos desde Porta Sant'Anna, donde dos grandes alas de fieles gritaban y filmaban con sus smartphones el paso del 500L. Hubo casi una estampida cuando en Via del Mascherino el Papa hizo parar el coche para saludar a un joven en silla de ruedas. Luego el coche se dirigió hacia el Lungotevere, bordeando los coches parados en los semáforos, entre turistas que gritaban "¡Dios mío!" al divisar el perfil de Francisco a través de la ventanilla.

Homilía del Papa

El Papa cruza el umbral de esta isla del interior de Roma puntualmente a las 16.00 hs. La directora Iuliano está de pie, sonriente, esperándole fuera de la capilla. Dentro, en cuanto se apagan los motores de los coches, alguien exclama: "¡Ha llegado, shhh!". Cerca está el capellán, don Nicolò Ceccolini, muy joven (35 años), sacerdote desde hace unos años. Francisco bromea con él: "¿Usted es el capellán? Pero, ¿hiciste la Primera Comunión?". El padre Nicolò celebró la misa, presidida por el Pontífice, que pronunció una breve homilía, totalmente al margen y centrada en el gesto de Cristo de lavar los pies a los discípulos. "Era una tarea para los  esclavos. Imagínense lo atónitos que estaban los discípulos... pero Él lo hace para hacerles comprender el mensaje del día siguiente: que moriría como esclavo, para pagar la deuda de todos nosotros".

Jesús no teme nuestras debilidades

"Si escucháramos estas cosas de Jesús, la vida sería tan hermosa porque nos apresuraríamos a ayudarnos unos a otros, en lugar de engañarnos unos a otros, de aprovecharnos unos de otros, como nos enseñan los astutos. Es tan hermoso ayudarse, echarse una mano: son gestos humanos, universales, pero que salen de un corazón noble. Y Jesús hoy con esta celebración quiere enseñarnos esto: la nobleza del corazón", dice el Papa. Y haciéndose eco de las dudas y sentimientos del medio centenar de jóvenes presentes en la capilla, de diferentes etnias y nacionalidades, añade: "Cada uno de nosotros puede decir: 'Pero si el Papa supiera las cosas que yo tengo dentro...'. Pero Jesús las conoce y nos ama como somos, y nos lava los pies. Jesús nunca tiene miedo de nuestras debilidades, nunca tiene miedo porque ya ha pagado, sólo quiere acompañarnos, quiere llevarnos de la mano para que la vida no sea tan dura para nosotros".

"En la sociedad vemos cuánta gente se aprovecha de los demás -prosigue el Papa Francisco-, cuánta gente está en la esquina y no puede salir. Cuántas injusticias, cuánta gente sin trabajo, cuánta gente que trabaja y cobra la mitad, cuánta gente que no tiene dinero para comprar medicinas, cuántas familias rotas, tantas cosas feas...". Y ninguno de nosotros puede decir: 'Doy gracias a Dios por no ser así'. Si no estoy así es por la gracia de Dios'; cada uno de nosotros puede resbalar, cada uno de nosotros. Y esta conciencia, esta certeza de que cada uno de nosotros puede resbalar es lo que nos da la dignidad -escuchen la palabra- la "dignidad" de ser pecadores. Y así nos quiere Jesús, y por eso quiso lavarnos los pies y decirnos: 'He venido a salvarlos, a servirlos'".

Rosarios, galletas, huevos de chocolate

El coro entona canciones de guitarra durante la Comunión. Termina la misa y el silencio inicial se convierte en estruendo cuando el Papa se dirige a la puerta: "Papa, Papa, viva il Papa". Los guardias llaman a la calma, lanzan cariñosas bofetadas a los eufóricos muchachos. El entusiasmo se desata en el siguiente escenario, un largo pasillo de uno de los "palazzine (sectores)". Antes, sin embargo, Francesco se detiene en una sala donde recibe dos paquetes de pasta: penne rigate y mezzemaniche. Son dos productos de la panadería recién inaugurada en Casal del Marmo. La idea, explican sus responsables, partió del propio Papa cuando visitó el instituto hace diez años y dijo a los chicos: "No os dejéis robar la esperanza". Desde entonces han surgido muchos proyectos precisamente para enseñar un oficio a estos chicos y quizá garantizarles un futuro fuera de estos muros: cursos de peluquería, carpintería, incluso un taller de música rap.

Palabras de esperanza

También en la fábrica de pasta se elaboran galletas en forma de cruz. Se entrega al Papa un paquete con una cruz de madera con perfiles dorados, obra de los jóvenes de la carpintería. Los mismos gritan y entonan coros, mientras Francisco distribuye rosarios a agentes y obreros y huevos de chocolate a los jóvenes, que los levantan como trofeos. Las voces resuenan en el pasillo pintado de amarillo, alguien se arrodilla al pasar la silla de ruedas: "Gracias por esta visita". Francisco sonríe divertido. Luego se detiene para saludar de nuevo a la directora y al comandante: “Nuestro lema es devolver la esperanza”, dice este último, “usted con su gran ejemplo ha fortalecido el nuestro de esperanza y por eso nos ayuda a devolvérsela a estos muchachos”. “Ánimo, sigan adelante”, es el mandato del Papa. Por último la petición de siempre, antes de subir al coche después de unas dos horas, cuando el sol ya se ocultaba tras los árboles: “Recen por mí. Por, eh, no contra”.

InfoANS

ANS - “Agencia iNfo Salesiana” - es un periódico plurisemanal telemático, órgano de comunicación de la Congregación Salesiana, inscrito en el Registro de la Prensa del Tribunal de Roma, Nº. 153/2007.

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