A la ceremonia asistieron también diversas autoridades civiles de Bulgaria y de la República Checa, representantes de algunas iglesias protestantes de la zona, un gran número de fieles católicos de toda la nación y varios invitados checos.

Después de doce años de construcción, gracias a la generosidad de muchas personas e instituciones y al compromiso de varios hermanos, el templo dedicado a la Auxiliadora finalmente abre sus puertas a los fieles de la ciudad, con la esperanza de que se convierta en un “puente” entre el pueblo romaní y la población búlgara.

Los salesianos, que se encuentran en Bulgaria desde hace treinta años, forman parte de la Inspectoría CEP, con sede en Praga. Actualmente, la comunidad está compuesta por seis hermanos provenientes de la República Checa, Argentina y Guatemala. El templo recién consagrado forma parte de la estructura compuesta por los espacios dedicados a la comunidad salesiana y por un centro educativo, sede de la Fundación “Don Bosco”, donde se reúnen niños y jóvenes romaníes provenientes del barrio que se encuentra cerca. De este modo, el nuevo templo pasa a formar parte de la propuesta pastoral, la cual está destinada no solo al pueblo romaní, sino también a la población católica de la ciudad —compuesta por búlgaros y por extranjeros—, siendo la única presencia católica en la ciudad.

Durante la homilía, monseñor Petko quiso reforzar la idea de la importancia de “construir Iglesia”, de ser parte activa de ella y, explicando muchos de los gestos de la solemne liturgia bizantina de consagración de un nuevo templo, quiso subrayar que “en el centro de todo está siempre Cristo Resucitado que ilumina, convoca, unge y reviste dando a todo una nueva vida”. El templo dedicado a la Madre de Dios, Auxilio de los cristianos, es, por tanto, un recordatorio para todos los fieles de encomendarse con amor a su amorosa intercesión.

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