Entre historia y actualidad
Como hace ciento cincuenta años, el Puerto Antiguo de Génova acogerá a los misioneros salesianos. Desde allí, el 11 de noviembre de 1875, a bordo del vapor Savoie, zarparon hacia la lejana Argentina los primeros diez hijos espirituales de san Juan Bosco, después de haber escuchado su mensaje: “Busquen almas, no dinero, ni honores, ni dignidades”.
En este mismo lugar, en la mañana de hoy, miércoles 12 de noviembre, los nuevos misioneros de la 156ª Expedición Misionera Salesiana se embarcaron en un bote hasta La Lanterna, el faro portuario de la capital ligur, renovando el mandato de la Congregación y tejiendo un vínculo con los hermanos que partieron en el primer viaje para llevar el Evangelio y el amor de Dios a los jóvenes más pobres y necesitados de Buenos Aires.
Este recorrido desde el Puerto Antiguo es uno de los actos conclusivos de las celebraciones por el 150° aniversario de la Primera Expedición Misionera Salesiana.
Las celebraciones
Después de los eventos ya realizados en los días anteriores – la proyección de algunos documentales misioneros, en la tarde del lunes 10, y la vigilia de oración en música del martes 11 – la jornada del miércoles 12 incluyó, después del recorrido en barco hasta La Lanterna, la inauguración de una placa conmemorativa de la Primera Expedición Misionera Salesiana, con la presencia del Rector Mayor de la Congregación Salesiana, padre Fabio Attard, y de la Superiora General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, madre Chiara Cazzuola; luego, la misa en la parroquia salesiana; y, finalmente, la inauguración del Museo de las Expediciones Misioneras.
El nuevo museo
Precisamente el museo es uno de los pilares del proyecto para transmitir a las generaciones futuras la herencia misionera salesiana. Así lo explica el padre Pellini, exdirector general de la Tipografía Vaticana – Editora L’Osservatore Romano y capellán de la Dirección de Servicios de Seguridad y Protección Civil del Estado de la Ciudad del Vaticano.
“La primera parte estará dedicada a la estancia de Don Bosco en Génova, y se podrá visitar su habitación – anticipa el salesiano –. Estuvo aquí en cuarenta y nueve ocasiones, oró, reflexionó y proyectó, realizando un gran trabajo de discernimiento y preparación de la nueva frontera: las expediciones misioneras salesianas”.
En otro espacio se expondrán algunos de sus objetos, como el sombrero y las cartas autógrafas enviadas a los benefactores que lo ayudaron en el desarrollo de la obra salesiana, los ornamentos litúrgicos y la cruz misionera.
Otras dos salas han sido acondicionadas para recordar al jefe de la primera expedición misionera, así como primer obispo y cardenal salesiano, Giovanni Cagliero, y al primer director del Instituto Don Bosco - Génova Sampierdarena, el padre Paolo Albera, quien luego se convertiría en el segundo sucesor de Don Bosco.
El recorrido dentro del museo concluirá con una exposición centrada en las actuales misiones en los ciento treinta y siete países en los que los misioneros salesianos están comprometidos.
“Hoy más que nunca, la presencia es importante. Nuestra Congregación nunca se echa atrás, ni siquiera en los frentes más complejos – concluye el padre Pellini –. Dar fuerza y valor a los jóvenes, animándolos a mirar el futuro con confianza, es lo que se pide a todo misionero salesiano”.
