Líbano – El Papa a los jóvenes: tienen el don del tiempo, utilícenlo para soñar y construir la paz

02 Diciembre 2025
Foto ©: Vatican Media

(ANS – Bkerké) – En su encuentro con los jóvenes libaneses, León XIV invita a buscar relaciones con raíces sólidas, como los cedros que simbolizan al país, en un mundo que parece poner fecha de vencimiento incluso al amor. Después de escuchar sus testimonios y responder a sus preguntas, sella con ellos una “promesa” por un futuro sin conflictos, un “resplandor de aurora” capaz de iluminar la “noche oscura” del mundo.

La antesala

A la llegada del Papa, Bkerké se transforma en una pequeña Roma, y el espacio frente al Patriarcado se convierte casi en una Plaza de San Pedro en miniatura. León XIV saluda en papamóvil a los aproximadamente quince mil presentes, provenientes no solo del Líbano, sino también de Siria e Irak, mientras resuena el canto Jesus Christ, You Are My Life. Una vez subido al escenario, al Pontífice se le ofrecen diversos dones, entre ellos semillas de trigo y espigas germinadas cerca del puerto de Beirut después de la explosión del 4 de agosto de 2020, que mató a doscientas dieciocho personas e hirió a más de siete mil personas.

Después de una oración de apertura pronunciada por el Pontífice, el saludo del Patriarca de Antioquía de los Maronitas, el cardenal Béchara Boutros Raï, que retoma el lema del viaje apostólico al país – “Bienaventurados los constructores de paz” – y la lectura de un pasaje del Evangelio de Juan, se procede con una presentación en 5D: una experiencia inmersiva que, superando la simple tridimensionalidad, añade al espectáculo nuevos estímulos sensoriales. Escenas de júbilo y serenidad se alternan con otras más oscuras, iluminadas por un globo terráqueo luminoso llevado por una niña, sobre el cual se eleva una rama florecida.

El servicio desinteresado

A partir de esta imagen comienza el primer testimonio, el de Anthony y María, voluntarios después de la explosión en el puerto de Beirut. Relatan una devastación que hirió “no solo las piedras, sino también los corazones”. Y, sin embargo, entre esos escombros, muchos jóvenes ofrecieron ayuda sin preguntar nada sobre la identidad o la procedencia de quienes socorrían: “Éramos simplemente seres humanos que ayudaban a otros seres humanos”.

Quien elige quedarse

Luego le toca a Élie. “Vete, emigra, sálvate”: eran estas las palabras que resonaban en su mente. Pero, a pesar de la posibilidad de trasladarse a Francia, Élie eligió quedarse: “¿Cómo podría irme mientras mi país sufre? ¿Mientras veo que Dios continúa actuando en esta tierra?”, se preguntó. La respuesta la encontró en la confianza: el Líbano no puede sobrevivir “sin una juventud que cree en él”.

Dos amigas y la acogida de una familia

Es entonces el turno de Joelle, también libanesa. Su historia comienza en el verano de 2024, cuando pasa dos meses en Francia con la comunidad de Taizé. Allí conoce a Asil, joven compatriota musulmana con quien mantiene el contacto después de regresar a casa. Cuando la guerra se intensifica, una mañana suena el teléfono de Joelle: es Asil, que entretanto se ha quedado en Francia, pero teme por su familia. “Los bombardeos son violentos… no saben adónde ir”. Sin dudarlo, Joelle responde: “Que vengan a mi casa”. “Comprendí una verdad esencial – recuerda Joelle – Dios no habita solo en las iglesias o en las mezquitas. Dios se manifiesta cuando corazones diferentes se encuentran y se aman como hermanos”. Roukaya, la madre de Asil, también sube al escenario y relata risas y lágrimas compartidas como una sola familia. “Comprendí que la religión no se dice: se vive, en un amor que supera toda frontera”.

“¡Ustedes tienen tiempo!”

Las preguntas de los jóvenes desencadenan el discurso del Papa.

Assalamu lakum! “¡La paz sea con ustedes!”, comienza el papa Prevost, en lengua árabe, para hacerse próximo a los chicos y chicas reunidos.

Queridísimos jóvenes, quizá lamenten haber heredado un mundo desgarrado por guerras y desfigurado por las injusticias sociales. ¡Y, sin embargo, hay esperanza! (…) ¡Ustedes tienen tiempo! Tienen más tiempo para soñar, organizar y hacer el bien. ¡Ustedes son el presente y, entre sus manos, ya se está construyendo el futuro! ¡Y tienen el entusiasmo para cambiar el curso de la historia!

“¡Sean la savia de esperanza que el país espera!”

Al Líbano se lo asocia a menudo con sus cedros, símbolos de unidad y fecundidad. El Papa recuerda su particular conformación:

Sabemos bien que la fuerza del cedro está en las raíces, que normalmente tienen las mismas dimensiones que las ramas. El número y la fuerza de las ramas corresponden al número y la fuerza de las raíces. (…) Beban de las buenas raíces del compromiso de quienes sirven a la sociedad y no “se sirven” de ella para sus propios intereses. Con un generoso compromiso por la justicia, proyecten juntos un futuro de paz y de desarrollo. ¡Sean la savia de esperanza que el país espera!

La paz auténtica

León XIV continúa respondiendo a la primera pregunta de los jóvenes: cómo permanecer “firmes en la esperanza” en el contexto de un país “carente de estabilidad” social y económica, sofocado por el temor de un conflicto “que podría estallar en cualquier momento”.

El verdadero principio de vida nueva es la esperanza que viene de lo alto: ¡es Cristo! Jesús murió y resucitó para la salvación de todos. Él, el Viviente, es el fundamento de nuestra confianza; Él es el testigo de la misericordia que redime al mundo de todo mal.

El mal de la guerra se arranca a través de una reconciliación que no nace de “intereses de parte”, sino del principio de no hacer a los demás lo que no querríamos que fuera hecho a uno mismo. León XIV retoma las palabras de san Juan Pablo II: “no hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón”, reiterando que en el corazón de la ausencia de conflictos reside la reconciliación.

“No se ama de verdad si se ama con fecha de vencimiento”

La segunda pregunta se refiere a las relaciones, cada vez más rápidas en su evolución: “del encuentro a la separación, del compromiso al abandono”. Para cultivar relaciones sinceras y auténticas, el Papa alerta contra el individualismo.

Si en el centro de una relación de amistad o de amor está nuestro yo, esa relación no puede ser fecunda. Del mismo modo, no se ama de verdad si se ama con fecha de vencimiento, mientras dura un sentimiento: un amor con vencimiento es un amor devaluado. Por el contrario, la amistad es verdadera cuando dice “tú” antes que “yo”. Esta mirada respetuosa y acogedora hacia el otro nos permite construir un “nosotros” más grande, abierto a toda la sociedad, a toda la humanidad.

El amor auténtico y duradero refleja el esplendor de Dios, “que es amor”, y se funda en la confianza recíproca y en el “para siempre” que acompaña la vocación familiar y la vida consagrada.

En camino con esperanza, siguiendo el ejemplo de los santos

Amor y caridad, afirma el Papa, testimonian “la presencia de Dios en el mundo”. Lo hacen hablando un lenguaje universal, dirigido a los corazones a través de las historias de Jesús y de los santos. El Papa invita a mirarlos para trazar caminos nuevos sin dejarse desalentar por injusticias o “contratestimonios”, y recuerda figuras como Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, canonizados en el presente año jubilar, además de los libaneses: santa Rafqua, con su resistencia al dolor; el beato Yakub El-Haddad, cercano a los más necesitados; y san Charbel, aún más resplandeciente en la “penumbra en la que decidió retirarse”. De él el Papa toma inspiración para animar a “cultivar continuamente la amistad verdadera con Jesús a través de la oración”.

Luego el discurso se posa en la mirada de María y llega hasta san Francisco, para poner en el centro la esperanza: una virtud “pobre” porque se presenta con las manos vacías, pero libres “para abrir puertas que parecen cerradas por el cansancio, el dolor y la desilusión”.

León XIV concluye su discurso asegurando a los jóvenes la presencia constante de Dios, su apoyo en los desafíos de la vida y de la historia.

Jóvenes libaneses, ¡crezcan vigorosos como los cedros y hagan florecer el mundo con esperanza!

La promesa de paz y acción

Al término del discurso del Pontífice siguió el rito de la “promesa de paz y de acción”, con el cual el Papa exhortó a los jóvenes a ser “artífices de paz en un mundo sufriente”, encontrando la respuesta decidida y entusiasta de más de quince mil corazones: “Oh Señor, te prometemos ser jóvenes artífices de paz, portadores de reconciliación en nuestros corazones, sembrando esperanza en nuestro país, viviendo como hijos de la luz y testimoniando en todas partes tu amor”.

InfoANS

ANS - “Agencia iNfo Salesiana” - es un periódico plurisemanal telemático, órgano de comunicación de la Congregación Salesiana, inscrito en el Registro de la Prensa del Tribunal de Roma, Nº. 153/2007.

Este sitio utiliza cookies, para mejorar la experiencia del usuario y por motivos estadísticos. Al entrar en esta página declaro que estoy de acuerdo con el uso de cookies. para saber más o negarse a usar este servicio has clic en el botón "Más informaciones"