¿Quién es para Ud. Don Bosco?
Para mí Don Bosco es el modelo de una persona que vivió plenamente su vida en favor de la salvación de los jóvenes. Es una figura que interpela continuamente mi forma de pensar y de vivir, que me invita a estar como él siempre orientada hacia los jóvenes, independientemente del tipo de servicio que realicemos en la Congregación.
¿Cómo lo ha conocido?
Mis primos estudiaron en un colegio salesiano, el de Victorias, en Filipinas. Cuando me estaba preparando para la secundaria, mis padres querían que fuera a esa escuela porque era conocida por su formación técnica. Yo en cambio, quería estudiar en otro lugar, donde estaban mis amigos. De todos modos, seguí los deseos de mis padres. Desde el primer día me sentí “en casa”. ¡Me sorprendió tanto ver a los sacerdotes y hermanos jugando con nosotros en el patio!
¿Por qué decidió hacerse salesiano?
Me impresionó mucho el sistema educativo salesiano. Así que me uní a uno de los grupos de jóvenes. Luego el salesiano que lo guiaba me invitó a ser animador del centro juvenil y de ahí nació todo lo demás.
¿Cuál fue su itinerario vocacional?
Me matriculé en el "Don Bosco College" de Canlubang, en Filipinas, para graduarme en Ciencias de la Educación. Fue lo que hoy llamaríamos un “aspirantado universitario”, que al final llevaba al prenoviciado para quienes optaron por ser salesianos.
Era la época del Proyecto África, pero el padre Viganò pidió a nuestra Inspectoría que iniciara una presencia en Papúa Nueva Guinea. Así que durante el último año de posnoviciado presenté mi solicitud para ser misionera en Venezuela. Por supuesto que aceptaron y me enviaron… ¡a Papúa Nueva Guinea!
He estado allí desde 1985, durante el segundo año de mi pasantía. Todavía hice 3 años más de prácticas. La vocación misionera para mí es una gracia muy grande. No sé si he "convertido" a alguien. Pero sí, estar en otro país con otra gente, en otra cultura me ha marcado profundamente a lo largo de mi vida.
¿Hubo alguna persona que fuera un nuevo "Don Bosco" para Ud?
Diría que son todos los salesianos que conocí, en su singularidad, porque reflejan un aspecto de Don Bosco. Pero uno que me conmovió profundamente fue el padre Alfredo Cogliandro, mi maestro de novicios. Originario de Génova, misionero en el noreste de India, nombrado Inspector durante 12 años en San Francisco, en Estados Unidos, y posteriormente el primer Inspector de Filipinas. Un hombre de Dios, con corazón misionero
¿Cuáles son las características de Don Bosco que más admira?
¡No tengo dudas, para mí es ciertamente su celo misionero!
En tu opinión, ¿pueden los jóvenes encontrar todavía inspiración en Don Bosco?
La figura de Don Bosco, su Sistema Preventivo son muy actuales para todos, aún hoy.
¿Cómo pueden los Salesianos ser un nuevo Don Bosco para los jóvenes?
Estando entre los jóvenes, redescubriendo y viviendo lo que nuestro Rector Mayor llama “el sacramento salesiano de la presencia”.
¿Y cómo inspira Don Bosco su trabajo como Consejero para las Misiones?
Como Consejero para las Misiones tengo siempre ante mí la pasión de Don Bosco por la evangelización , su deseo inextinguible de llegar a los jóvenes de las periferias de su tiempo -Patagonia, América-, su corazón misionero que mira siempre más allá.
Si pudiera conocer a Don Bosco, ¿qué le gustaría decirle o preguntarle?
Mi oración a Don Bosco, cada vez que visito sus reliquias en Valdocco, es siempre la misma: “Don Bosco ayuda a tus salesianos a redescubrir la pasión por la evangelización. Interceded por tus salesianos para que conserven el ardor misionero que arde siempre en sus corazones”.