Por la mañana en la basílica dedicada a San Marcos toda una comunidad, encabezada por el párroco padre Giancarlo Minotta, con la presencia del padre Leoni Erino, Vicario de la Inspectoría Lombardía-Emiliana (ILE) y algunos salesianos, vivieron la Eucaristía en honor del nuevo santo.

La solemne celebración estuvo presidida por el padre Pierluigi Cameroni, Postulador General para las Causas de los Santos de la Familia Salesiana, quien en su homilía destacó cómo Artémides Zatti fue al estilo del Buen Samaritano, un hombre de hospitalidad y compasión, criado en un familia marcada por profundos lazos de afecto y fe.

La reliquia del nuevo santo fue llevada solemnemente en procesión como signo de su presencia viva, como intercesor y compañero de camino. El alcalde Matteo Benassi, expresó la alegría de toda la comunidad civil al compartir el saludo que le dirigió el Papa Francisco el pasado 8 de octubre durante la audiencia especial: “tienen un conciudadano muy importante”.

Un momento de gran emoción, subrayado por un larguísimo aplauso, fue cuando el Postulador General anotó en el libro de Bautismos -donde se inscribió a Artémides Zatti el 12 de octubre de 1880- que ese niño fue canonizado el 9 de octubre de 2022 por el Papa Francisco, subrayando cómo la santidad es el fruto maduro de la gracia bautismal.

La fiesta continuó por la tarde con la primera edición del evento "Color Zatti": un paseo animado por los chicos de la escuela de música Borettese que despertó gran atención; con la interpretación de la figura de Atémides y la historia de su vida; con momentos de juego para ver quién se parece más a San Atémides en el cuidado de los demás y quién es más colorido; acompañados con los hermosos cantos de la escuela salesiana de las Hijas de María Auxiliadora de Bibbiano.

Todo ello coreado de "vivas" a San Atémides y a Jesús a lo largo del recorrido que llevó a los peregrinos a ver algunos de los lugares más significativos de la vida de San Atémides, atrayendo la curiosidad de muchos que se detenían a lo largo de las calles anonadados al ver pasar ese río de gente. De hecho, los participantes fueron unos 500, de todas las edades. Una auténtica experiencia de pueblo, que culminó con la oración en la basílica y finalizó con juegos, merienda y música en el oratorio, siempre bajo la mirada tranquilizadora de los voluntarios de Auser. Esta primera edición para agradecer fue tan bonita que ya ha despertado las ganas de organizar la segunda.

"San Atémides -comentó el padre Cameroni- nos dio una señal de su presencia, precisamente haciendo caminar juntos a realidades y generaciones diferentes. La santidad une a las personas de buena voluntad y deseosas de felicidad”.

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