En Remouchamps, el instituto “St. Joseph - St. Raphael” que se encuentra justo al lado del río Amblève sufrió graves daños, especialmente el laboratorio de soldadura con pérdidas estimadas en más de 100.000 euros. Menos golpeado, el taller de carpintería, en el que solo ha entrado un poco de agua. También se inundaron el polideportivo, el pabellón, el refectorio y la cocina. "El barro es el factor más grave. Un equipo de unas diez personas asumió el reto de sacarlo y ya se puede ver el resultado de sus esfuerzos de los dos últimos días", explicó el padre Luc Herpoel, salesiano de la Comunidad Bosco di Don Bosco, en Lieja.
La escuela Don Bosco de Verviers también sufrió graves daños. De hecho, se ha perdido toda la maquinaria de los talleres. Por lo tanto, se hizo un llamamiento a los voluntarios para ayudar a despejar el área y limpiar.
En la casa del centro espiritual de Farnières, sin embargo, el mal tiempo no causó ningún daño. Así, la comunidad se movilizó de inmediato para preparar comidas para las víctimas de estas graves inundaciones y para hospedar dentro de los locales a las familias que lo han perdido todo.
La casa de las hermanas salesianas, en Notre-Dame-au-Bois, también sufrió daños considerables, con la sala de juegos y el almacén totalmente inundados. "El agua nos llegó hasta la mitad de las piernas y tuvimos que irnos", dijo la hermana Joëlle Drouin. Afortunadamente, los juegos y otros materiales se almacenaron en los estantes y se pueden recuperar. Sin embargo, algunas puertas ya no cierran, están hinchadas y dañadas por el agua.
Las hermanas que hospedaban a 36 niños, narran que durante las lluvias torrenciales "todos mantuvieron el ánimo alto. Los animadores fueron muy creativos y los niños se divirtieron mucho. Los padres, por su parte, estuvieron felices de confiar sus niños a nosotras, mientras reparaban los daños, especialmente en sus granjas”, añade la hermana Joëlle.
Para concluir, en Lieja no se reportaron daños en la casa, que se encuentra en la parte más alta de la ciudad. "Los jóvenes se asustaron y recibimos mensajes de advertencia, instándonos a salir de la ciudad. Tranquilizamos a todos, aunque fuera un momento difícil", continúa el padre Luc. Luego, el jueves por la noche, la comunidad le dio la bienvenida a una persona que no pudo regresar a su casa debido a la crecida de las aguas.
El martes 20 de julio se celebrará una misa en Lieja, en la que participarán los salesianos, para recordar a todos los fallecidos en las inundaciones.
