Después de haber encontrado, el miércoles por la tarde en el Aula del Sínodo, a papa León XIV, inmediatamente antes de su partida para su primer viaje apostólico internacional a Turquía y Líbano, en la mañana del jueves los religiosos de la USG se reunieron en la Fraterna Domus de Sacrofano para un encuentro titulado: “La oración hoy: tradiciones religiosas en diálogo”. Junto a padre Attard intervinieron también padre Jeremias Schröder, Abad Primado de la Orden de San Benito (Benedictinos) y fra Pascal Ahodegnon, Superior General de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (Fatebenefratelli).
La experiencia de Don Bosco
“Cada espiritualidad está marcada por su contexto, pero sabemos también muy bien que, siendo un don del Espíritu, cada tradición espiritual logra convertirse en aquella experiencia capaz de encarnarse no solo en el tiempo en que surge, sino en todo tiempo. Sería un error gravísimo - subrayó el padre Attard - si faltara esta comprensión fundamental de cada tradición espiritual. Basta observar el gran don que todavía hoy están regalando a la Iglesia y al mundo entero las diversas tradiciones que han marcado los siglos y que siguen haciéndolo hoy: la benedictina, franciscana, dominica, ignaciana. Su vitalidad es el signo más claro y alentador para que nosotros hoy estemos llamados a afrontar lo nuevo sin miedo y sin vergüenza”.
Por esto, el XI° Sucesor de Don Bosco lanzó una invitación a leer el tiempo presente sin miedo y sin nostalgias, adoptando “una lectura inteligente, afectiva y efectiva del tiempo”, porque el riesgo, de otro modo, es “no captar las semillas de bondad que el Señor nos está dando”.
Al centrar la atención en la tradición espiritual salesiana, el Rector Mayor habló del carisma educativo pastoral que emergía a través de la experiencia de Don Bosco, que “tomaba formas típicas que aún hoy lo caracterizan. El encuentro deseado y buscado con la realidad de los jóvenes, el deseo de encarnarse en la historia de los jóvenes que encontraba, donde están, como son, se convierte en un punto firme porque desde dentro de esta elección, fundada en relaciones de amor, fraternidad y confianza recíproca entre jóvenes y pastores, gradualmente se plasmaba una propuesta pastoral. Las cuatro dimensiones que marcan toda propuesta pastoral salesiana, ya claramente presentes en la vida de Don Bosco, no son metas por alcanzar - recordó el Rector Mayor - sino procesos y experiencias que deben nacer dentro de esa relación pastoral”.
El Sistema Preventivo
Según el salesiano, “son procesos interconectados entre sí que miran a la integralidad de la persona: educación en la fe, promoción de la cultura, experiencia de grupo y la dimensión vocacional. Son opciones pastorales que estamos llamados a interpretar en cada contexto y cultura. Un trabajo de interpretación de la propuesta que parte siempre de la situación actual de los niños y de los jóvenes a quienes acompañamos”.
El padre Attard, finalmente, subrayó la importancia del “Sistema Preventivo”, que es “una herencia carismática que todavía hoy permite a nosotros salesianos y a tantos laicos que viven y comparten con nosotros la misión salesiana, establecer procesos educativos y pastorales en todos los continentes y en todas las culturas. Aquello que vivió Don Bosco y que luego formuló hacia el final de su vida. El Sistema Preventivo logra todavía hoy hacer nacer espacios de convergencia humana y pastoral, educativa y espiritual con la generación de los jóvenes, de toda religión o de ninguna, de toda cultura y en cada continente”.
En la conclusión, el padre Attard evocó el Sistema Preventivo como brújula para habitar también el territorio de la inteligencia artificial: “Humanizar el algoritmo no es una operación tecnológica, sino pastoral”. Y las comunidades religiosas están llamadas a respirar “el aire de los jóvenes” y a caminar con ellos. Porque “tenemos jóvenes santos”, capaces todavía hoy de buscar autenticidad, relación y Evangelio.
La oración benedictina
Por su parte, el padre Schröder recordó cómo el corazón de la oración monástica sigue siendo la vida común y, sobre todo, el Opus Dei, el ritmo cotidiano de la liturgia de las horas que marca la jornada de los monasterios y constituye la “roca” de la experiencia espiritual benedictina. Una oración coral, sobria, bíblica, que no busca efectos, sino que custodia la memoria de la historia de la salvación. “No somos muy atraídos por las liturgias hechas en casa”, afirmó, subrayando el valor de la tradición como lugar de equilibrio y de fidelidad eclesial. Junto a la dimensión comunitaria, el abad mostró cómo en los siglos se ha desarrollado también un espacio significativo para la oración personal, desde la antigua “trina oratio” hasta el redescubrimiento moderno de la meditación, pasando por el aporte de figuras como García Cisneros, uno de los primeros místicos españoles pionero en el uso de técnicas meditativas, o Willigis Jäger, sacerdote y maestro zen, conocido por haber unido la sabiduría occidental y oriental. Una pluralidad de caminos que, en formación, no se impone, sino que se ofrece, para que cada monje pueda encontrar su modalidad auténtica de encuentro con Dios. Elemento ya compartido en toda la orden es la “lectio divina”, tiempo cotidiano dedicado a una escucha lenta y “rumiada” de la Palabra y de los textos espirituales: un puente entre oración y vida, un ejercicio de interioridad que se contrapone bien a la fragmentariedad del mundo digital.
La “espiritualidad hospitalaria” en la era de la IA
Sobre la espiritualidad hospitalaria en la era de la inteligencia artificial y del mundo digital se detuvo, en cambio, fra Ahodegnon, quien recordó que, en este mundo donde millones de personas “gritan su soledad, su sufrimiento, su necesidad de sentido, ya no en voz alta, sino en el silencio ensordecedor de las redes sociales, de los foros, de los chats”, ha llegado el momento de detenerse a reflexionar. “Detenerse para amar, detenerse para mirar, escuchar, tocar, curar. Es precisamente este ‘detenerse’ lo que san Juan de Dios ha encarnado en las calles de Granada y que constituye el ADN de nuestra Orden desde hace casi cinco siglos. Nuestra misión - añadió - no es resistir a la era digital, sino transfigurarla, transformarla y habitarla con nuestro carisma. Para nosotros, hermanos y colaboradores, se trata de estar en este nuevo camino, de fertilizar la tierra árida del olvido y del aislamiento con la hospitalidad evangélica. Para cumplir esta misión, debemos recordar de dónde venimos y quiénes somos. Es arraigándonos en la roca de nuestra tradición como podremos afrontar el viento del cambio”.
De aquí, fra Ahodegnon recordó que “la espiritualidad hospitalaria en la era de la inteligencia artificial y del mundo digital no es un patrimonio para conservar, sino una semilla para plantar en el mundo nuevo. Está más viva y es más necesaria que nunca”.
Los trabajos de la USG prosiguieron en la tarde con el padre Carlo Casalone, jesuita, quien ofreció una ponencia sobre “Inteligencia Artificial y redes sociales: reflejos antropológicos y espirituales sobre la oración”. Mientras que hoy, en la última jornada, tiene lugar un encuentro sobre “Los abusos espirituales”, en el cual intervienen sor Tiziana Merletti, secretaria del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, seguida por una intervención del doctor Tomás Insua, director del Instituto Laudato Si’, sobre el sentido de la celebración del “Misterio de la Creación en Cristo”.
Fuentes: Vatican News, SIR
